Todas las personas nos preguntamos por el mal. ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué no existe solamente el bien? La Biblia también se hace esta pregunta y el autor del libro del Génesis reflexiona y emplea una historia para intentar explicar esto del mal. La historia es verdadera: el mal existe y entró en el mundo por el hombre mismo. Los elementos que emplea para ilustrar esa historia, sin embargo, son simbólicos, es decir, indican la verdad que desea transmitir; son como la exteriorización, la forma de expresar esa verdad.
En el capítulo 3 del libro del Génesis encontramos estos símbolos: la serpiente, los árboles, el jardín, el fruto del árbol, las hojas de la higuera, el rumor de los pasos de Dios, la hora de la brisa, la escondida del hombre, los diálogos (Dios-hombre, Dios-serpiente), las maldiciones (a la serpiente, a la mujer, al hombre), los vestidos para la pareja, la expulsión del paraíso y los querubines (ángeles) que guardan con la espada desenvainada la entrada en el paraíso. Veamos algunos de ellos:
El árbol
Se presenta en los textos bíblicos: Gén 2, 16-17; 3, 3; 3, 5 y 3, 22. ¿Qué significa este símbolo? En la Biblia, la sabiduría y la ley de Dios son comparados con un árbol. También la Biblia compara al hombre que cumple la ley de Dios con un árbol frondoso. (Salmo 1,1-3).
La interpretación es la siguiente: El ser humano tiene dos posibilidades:
– comer de los árboles del paraíso, significa ser sabio y tener vida.
– comer del árbol del bien y del mal, significa ser ignorante y encontrar la muerte, o sea, seguir sus propias ideas y no el mandato de Dios.
La manzana
No aparece nombrada en la Biblia en este texto. El texto simplemente habla de “fruto” no de “manzana”. ¿Por qué la gente habla entonces de una manzana? La manzana representa a la tentación (es un símbolo en el mundo antiguo).
En este caso la tentación es que el ser humano pretende ser como Dios. Las personas muchas veces quieren olvidarse de Dios y poner sólo normas humanas. La manzana simboliza la eterna tentación del hombre a no reconocerse como criatura delante de Dios, sino querer gobernarse por sí mismo, no someterse, escoger el propio camino, erigirse en normal última y exclusiva para saber lo que está bien y lo que está mal.
Las hojas de higuera y la desnudez
Aparece en el texto Gén 3, 8-10. Significa lo siguiente:
- Dios le mostró el camino al hombre para ser feliz (= árboles del paraíso y el árbol de la vida).
- El hombre no aceptó la propuesta de Dios y quiso hacer su propia experiencia, decidir por sí mismo (= conocer el árbol del bien y del mal).
- La desnudez es la toma de conciencia del hombre ante Dios: está desarmado, avergonzado, inerme; se equivocó y tiene que callarse. Las hojas de la higuera nos quieren decir el miedo y la vergüenza del hombre ante Dios.
Cuando el hombre se dio cuenta del mal que acababa de hacer, sintió toda la amargura que le produjo esa experiencia. Se sintió sin ningún argumento delante de Dios, quien le había advertido con anterioridad.
El hombre trata de esconderse de Dios porque sentía vergüenza. El hombre se encontraba desnudo (consciente de su culpa), pero no tenía la humildad de reconocerse culpable delante de Dios (por eso se esconde).
La serpiente
Aparece en el texto Gén 3. El autor bíblico se plantea la pregunta: ¿Por qué el hombre no quiere ser sabio, seguir a Dios y ser feliz, sino que prefiere recorrer su propio camino, esconderse de Dios y ser desgraciado? En otras palabras: ¿Por qué el hombre se siente más atraído por el mal que por el bien?
La serpiente personifica aquí la tentación, la inclinación casi indomable que todos tenemos para el mal. Para el autor, la causa de todo mal es el mismo hombre que se deja vencer por la tentación, por esa inclinación al mal. En casi todos los pueblos de la antigüedad la serpiente es el símbolo del mal; es traicionera, venenosa, mata.
La serpiente llegó a ser el símbolo de la traición a Dios y a la fe: símbolo de todo mal.
También sucede esto hoy a las personas. Prefieren escuchar a la tentación (a la serpiente) que a Dios.
¿Cuál fue el pecado que cometieron Adán y Eva?
Se nos cuenta en Gén 3. La Biblia no dice cuál fue el pecado. El autor lo que quiere decirnos es que en el mundo hay pecado, que en cada persona existe la misteriosa e inexplicable tendencia al mal. Ante la ley de Dios, el hombre es tentado para que escoja el mal y no el bien. Esto es un misterio profundo que se esconde en el corazón del hombre.
Decimos “pecado original” porque hay una ruptura del hombre con su “origen” que es Dios. Y como todos pecamos, esa inclinación existe en el corazón de todos nosotros. Ha pasado a todos. Esto es lo que dice el autor y es verdad. Y para expresar esto, el autor emplea el lenguaje simbólico y elementos de su cultura: desnudez, voz de Dios, esconderse de Dios, etc. como hemos visto. Para el autor todo hombre es Adán, pecador.
Muchos autores dicen que el pecado original fue un acto de desobediencia a Dios. Pero no aclaran en qué consistió ni cuál fue la prohibición. El pecado original no existió solamente sino que todavía hoy existe. A esa desobediencia a Dios la llamamos “pecado original” porque está en el origen, en el comienzo de la humanidad.
Para el autor la tarea más importante de todas no es la de descubrir cuál haya sido el pecado original, sino cómo combatir el pecado ahora, en cada persona, en cada estructura, en cada época. Combatir el pecado original es también reconstruir el paraíso.